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Conor McGregor es el único que puede sacar de las cenizas ese ‘viejo’ Floyd Mayweather, y la primera cita ante fanáticos y medios para promover su pleito del 26 de agosto en la T-Mobile Arena de Las Vegas ante una gran entrada para la conferencia en el Staples Center de Los Angeles.

Conor se cansó tanto de querer burlarse de Mayweather, de amenazarlo, de señalarlo, que volvió cuando Floyd estuvo al micrófono lució burlón, soberbio, engreído, lució como aquel Maywether que se hizo famoso en el boxeo no sólo por sus habilidades técnicas sino por sus palabras.

“Dios no se equivoca, hizo sólo una cosa perfecta: Mi récord de boxeo”, dijo Mayweather para ordenarle luego a McGregor que se parara para el primer cara a cara, calentando el ambiente lo suficiente como para pensar que tendrán éxito con su enfrentamiento en el ring.

Minutos antes, McGregor se había llevado la jornada. Bailó, presumió su traje en el que se podía leer ‘F**k you’, señaló a Mayweather por no pagar impuestos, se quejó de que todas las reglas favorecieron al boxeador pero al final aseguró: “Estará inconsciente para el cuarto round”.