Teófimo López, actual campeón superligero de la OMB, ha declarado públicamente su intención de enfrentar al campeón unificado de peso welter Jaron “Boots” Ennis. Aunque la pelea aún no está confirmada, López aseguró en un video para FightHype que “está sucediendo” y que va “por el rey de las 147 libras”.
El combate, que podría celebrarse en agosto en Arabia Saudita según el promotor Eddie Hearn, representaría un nuevo salto de categoría para López, quien ya ha conquistado títulos en las 135 y 140 libras. Sin embargo, más allá del reto deportivo, la posible pelea está envuelta en una controversia que amenaza con eclipsar el espectáculo.
López ha sido acusado repetidamente de racismo, especialmente hacia boxeadores afroamericanos. Comentarios como “el mono que quiera quedarse con el plátano”, en referencia a Terence Crawford o Gervonta Davis, y el envío de una caja con plátanos y sandía a la habitación del también afroamericano Keyshawn Davis, han generado indignación en la comunidad boxística. Este último incidente ha motivado una investigación formal por parte de la OMB, cuyo presidente, Gustavo Olivieri, confirmó que se abordará el caso esta semana.
La situación es especialmente delicada considerando que Ennis es afroamericano. La posibilidad de una promoción cargada de tensiones raciales preocupa a muchos en el deporte, y algunos, como el propio Keyshawn Davis, ya han declarado que no pelearían con López por sus actitudes discriminatorias.
En lo deportivo, Ennis representa un desafío formidable. Invicto, con poder de nocaut y una sólida defensa, es considerado uno de los mejores en su división. Aunque López ha sorprendido antes —como cuando venció a Vasiliy Lomachenko y Josh Taylor—, su desempeño en las 140 libras no ha sido tan dominante como en las 135.
Mientras las negociaciones continúan, la pregunta no es solo si López puede vencer a Ennis, sino si merece la oportunidad de hacerlo, dadas las sombras que proyecta su comportamiento fuera del ring.