El excampeón chileno y sudamericano peso welter de boxeo, Cristián “La Cobra” Salas, anunció su retiro del pugilismo rentado a través de una carta publicada en sus redes sociales.

Salas no peleaba desde el pasado mes de abril cuando cayó por nocaut técnico ante el boliviano Jakmani Hurtado.

Con anterioridad a ese combate, Salas tuvo verdaderas guerras con los argentinos César Inalef y Ricardo Obredor, donde hizo gala de su principal fortaleza en el deporte, su capacidad mental y perseverancia.

El chileno se retira con un record de ocho victorias y dos derrotas y con dos cinturones en su haber, el chileno peso welter y el sudamericano del CMB de la misma categoría.

A continuación reproducimos de forma íntegra la carta de despedida de Cristián “La Cobra” Salas.

CUELGO MIS GUANTES

Sí señores, la Cobra deja el cuadrilátero.

Claro que me hubiese gustado despedirme con una última pelea, pero debo reconocer que esta vez no me resultó. Nuestra intención era despedirnos en Maipú como mi casa, y donde obtuve mis mayores logros y junto a mi gente, lástima que no coincimos con la disposición y tiempos del municipio. Pero no quiero teñir esta despedida de rencor y malos sentimientos, u opiniones de falta de apoyo y esas cosas, prefiero mantener aquellos recuerdos inolvidables que incluyen el apoyo de mucha gente incluidos ellos y por supuesto, a la Fundación Ganamos Todos, a quien le debo mi último e inolvidable año de carrera. Así también, sacar un aprendizaje de este último tiempo de boxeo y de la frustración de no lograr este combate. Si algo estuvo presente en mi carrera, fue el esfuerzo y el sobreponernos a las adversidades que sirvieron para templar el espíritu de lucha que nos caracterizó en cada uno de nuestros combates. Siempre yendo hacia adelante, sin miedos y en busca de la victoria.

Siento que debo agradecer a cada uno de los que me apoyó en mayor o menor medida en mi carrera pugilística, a ustedes les dedico estas palabras, y a ustedes también les debo un último combate que probablemente realice post-retiro. A quienes me vieron pelear, que se pusieron nerviosos al verme caer y alegraron al verme levantar; disfrutaron de verme dar, recibir y esquivar golpes, aunque siendo franco, nunca esquivé mucho.

Tantas enseñanzas me entregó el boxeo que no cesaré de agradecer, desde aquel primer día en el año 2002, en que el Profe Martín, apoyado en el ring de la Federación, me dijo que para boxear sólo necesitaba “las ganas y algo de ropa para entrenar”, o que al término de mi segunda semana de entrenamiento, mi compañero que asistió las dos semanas completas fue vendado y pasó al golpeo de sacos, en cambio yo que sólo asistí lunes, miércoles y viernes, recibí la instrucción de seguir practicando el caminar frente al espejo; y de esa forma aprendí el valor de la constancia.

De los entrenadores puedo decir muchas cosas aunque sólo dire algunas, desde el gran Profe Juan Inostroza, que tal cual a un bebé, me enseñó a pararme y dar los primeros pasos sobre el ring, pasando por algunos otros que en su momento fueron importantes, pero terminaron enseñándome (quizá por sus falencias más que por sus ejemplos) que la calidad humana está por encima de todo lo demás; por otro lado, agradezco a Bastián Fernández (PF) y Jose Miguel (Msje) que me entregaron su valioso e incondicional apoyo en la mejor parte de mi carrera, hasta llegar a la tremenda persona que en lo humano y deportivo es el gran Profe Martín Vargas, quien estuvo conmigo desde el comienzo y a quien siempre voy a querer y admirar.

Todo lo que pude lograr, sin esfuerzo, perseverancia, constancia y sacrificio hubiese sido imposible, al igual que sin el apoyo de muchas personas; de mi familia, amig@s, panas y compañer@s de entrenamiento, que estuvieron conmigo desde el comienzo, al medio o al final de mi carrera, ya que todos los apoyos fueron importantes. Debo reconocer especialmente el apoyo de mi esposa Valeria y mi hermano Felipe, así como a mi queridoTío Feo que siempre se enorgulleció de su Campeón, aún cuando partió sin que me viera algún cinturón colgado en mi hombro.

Gracias a mi madre aprendí también a dar golpes con la cabeza y el intelecto, y con ellos pude lograr otros títulos que bien son importantes y con los que, sumándole mi esfuerzo y corazón, haré de la Psicología del deporte un valioso instrumento para potenciar a deportistas y aprovechar el contexto deportivo para crear personas con valores para toda la vida.

Si mis combates comenzaron Pitándolo de negro, esta despedida es con la Canción de alegría de fondo. Me voy con la frente en alto porque logré hacer una carrera a punta de esfuerzo y sacrificio, aun sin una maquinaria de “hacer carrera” detrás y dándolo todo en mis combates, conocí tremendas victorias, derrotas y heridas que duraron tiempo en mi cuerpo.

Me voy viendo cómo el boxeo está resurgiendo con más y mejores profesionales; me voy con mi cabeza sana (o al menos eso creo) y aún con mucha fuerza, con ganas y voluntad de seguir logrando triunfos a través del deporte.
Hasta hoy estuvimos siempre boxeando, a partir de mañana pelearemos de otra forma, pero con el mismo corazón.

Cristián “La Cobra” Salas