“Siempre fui bueno para el deporte, pero me llamaba la atención el boxeo, ya que me parecía una disciplina más completa y exigente. Comencé a entrenar y a los pocos días me di cuenta que esto era lo mío, era mi pasión de vida”, con esas palabras a el diario El Mercurio, el campeón chileno peso super mosca, Miguel “Aguja” González, explicaba cómo fue a parar en el deporte de los puños y cómo surgió este amor por el boxeo que hoy lo tiene a las puertas de conquistar un título Mundial.

Posibilidad que se dará este 7 de diciembre cuando enfrente al actual campeón mundial peso super mosca de la Federación Internacional de Boxeo, el filipino Jerwin Ancajas, en un combate que se desarrollará en la ciudad de Puebla, México.

Actualmente, González se encuentra realizando un campamento de preparación en Puerto Rico. Un entrenamiento contrarreloj considerando que esta opción le llega de sorpresa luego que se cayera hace algunas semanas la defensa original que tenía pactada el filipino.

Entre el fútbol y el boxeo

Miguel “Aguja” González nació el 12 de agosto de 1989 en Renca. Hijo de padre chileno y madre argentina, vivió en este último país durante su niñez y estuvo muy cerca de jugar al fútbol de manera profesional, “a los pocos años de nacer me fui a vivir a Buenos Aires y estando en el colegio me fueron a buscar de Argentino Juniors. La verdad que era bastante bueno como delantero, tenía mucha velocidad y le pegaba bien a la pelota, pero finalmente no se concretó y opté por el boxeo. Creo que no me equivoqué”, declaraba hace un par de años el Aguja.

Vínculo con el boxeo que establece cuando tenía 14 años y comenzó a entrenar en el Club México de Boxeo en Santiago, tradicional reducto de la capital que, en los años más oscuros de este deporte en el país, sirvió como bastión de resistencia y pilar fundamental en el surgimiento de nuevos púgiles profesionales, entre los que destacó desde un comienzo Miguel “Aguja” González.

“Desde chico me decían “Aguja” porque era aguja (insistente) con las mujeres y porque además era bien puntudo, me metía entre los más grandes a hablar”, recordó el chileno respecto de su particular sobrenombre.

Al igual que muchos exponentes de este deporte en el país, González ha tenido que saber congeniar la práctica deportiva, con el trabajo, estudios y las responsabilidades familiares. Actividades que copan la agenda diaria de Miguel que de todas formas ha logrado mantener un ritmo de entrenamiento que hoy lo tiene a las puertas de disputar un título mundial.

El largo camino en el boxeo profesional

Las buenas condiciones boxísticas de Miguel lo llevan a debutar en el boxeo profesional en el año 2010 cuando rondaba los 20 años de edad. El “Aguja” llega a revitalizar una actividad que venía de dos décadas de “oscurantismo” desde la trágica muerte de David Ellis y junto a otros boxeadores del México dar un nuevo aire al boxeo nacional.

Rápidamente comienza a ganar peleas, debuta en diciembre de 2010 con una victoria por decisión ante el argentino Alejandro Rene Torres y luego en 2011 vive un año realmente frenético con ocho peleas donde destacan sus victprias ante Walter Ariel Cerda de Argentina y el chileno Pedro Cárdenas excampeón nacional peso mosca por aquellos años.

Desde un comienzo González dio muestra de sus habilidades y de algunas de sus principales características: su velocidad y su juego de pies. A diferencia de otros púgiles chilenos de la época, el “Aguja” no era un fajador, más bien era un estilista, que si bien no tiene un porcentaje muy alto de nocauts (solo un 24%) sí es capaz de presentar en cada combate un alto volumen de golpes que terminan por minar la resistencia de quienes lo han enfrentado.

En 2012 continuaron las victorias ante púgiles como Luis Singo y Ricardo Toledo, hasta que en 2013 llega la internacionalización, primero con el título sudamericano del CMB que captura ante el brasileño Reginaldo Martins Carvalho y luego con su primera pelea fuera de nuestras fronteras ante el británico Paul Butler.

Si bien González perdió esa pelea, el poco tiempo de preparación que tuvo y el hecho que diera batalla hasta el último round frente a un rival que era considerado contendiente al título Mundial por aquellos años, dejó una buena impresión considerando además la juventud que Aguja tenía en ese tiempo.

Pero el camino hacia el título Mundial del chileno comenzó oficialmente en 2014, primero con el título chileno super mosca que consiguió ante un joven José “Pancora” Velásquez, cinturón que le sirvió de insumo para postular a una pelea por el título latinoamericano super mosca de la AMB.

Dicha oportunidad llegó el 20 de noviembre de 2015 ante el experimentado argentino Luis Alberto Lazarte, a quien derrotó de forma contundente por decisión unánime. Dicha victoria le permitió ingresar al ranking de dicha organización y ser una opción para el título mundial.

Un tumultuoso 2019

Fue así que llegó la oportunidad de pelear una eliminatoria mundialista ante el australiano, Andrew Moloney, pelea que González dominó hasta que llegó esa mano en el octavo asalto que detuvo la pelea en favor del oceanico.

Dicha pelea hizo pensar que la oportunidad para González se postergaba de forma indefinida o derechamente no iba a aparecer más, pero pese a que entremedio perdió su título latinoamericano por no dar el peso de la categoría super mosca en su último combate, hace unas semanas se confirmó la noticia que el Aguja estaba esperando hace años: pelear por un título Mundial.

Si bien el rival que enfrentará este 7 de diciembre es uno de los campeones más competentes de la categoría, la posibilidad de obtener un resultado positivo siempre está y el boxeo, en ese sentido, es generoso en brindarnos episodios donde aquél que aparecía como el rival más debil, termina con los brazos en alza en señal de victoria. Ojalá este 7 de diciembre se vuelva a repetir esa historia.

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