El “Pumita” Fernando Martínez alcanzó una victoria inobjetable frente al filipino Jerwin “Pretty boy” Ancajas al imponerse por decisión unánime (111-117 y 110-118 x2) tras doce rounds de incesante descarga de golpes.

Desde la primera vuelta el argentino salió decidido a obtener la corona con la que tanto había soñado y desde la confirmación de la pelea, supo que esta sería la oportunidad de su vida.

El sueño de convertirse en campeón del mundo comenzó a los seis años cuando vio a “Ironman” sobre el ring y desde ese momento Mike Tyson se convirtió en su ídolo. “Le dije a mi papá y a mi mamá que yo quiero tener esa cara de malo cuando me suba al ring”, contó en alguna oportunidad Martínez.

La vida de Martínez nunca fue una vida de ensueños, especialmente cuando murió su papá, el boxeador argentino entró en una gran depresión y gracias a la ayuda de su entrenador Rodrigo Calabrese, y el incondicional apoyo de su madre, superó el peor momento de su vida y volvió a las bases del entrenamiento y el sueño de convertirse en campeón del mundo, tal cual lo había confabulado con Abel, quién de profesión era pintor de autos, supo inculcarle esta pasión por el boxeo.

Desde que piso un gimnasio a los 14 años tuvo muy claro cuál era su objetivo, y en el camino al profesionalismo formó parte de la selección argentina y llegó a viajar en avión, algo que anhelaba desde hacía mucho tiempo, y visitó 26 países. En su etapa amateur ganó el preolímpico y viajo a Río 2016. Profesionalmente ya combatió en Sudáfrica y Dubai además de su país natal y USA.

Antes de subirse al ring y enfrentar al filipino, sabía que Ancajas es un boxeador que tiene una zurda rápida cuando va tanto arriba como abajo y que debía estar muy atento. El ahora ex campeón y pupilo de Manny Pacquiao, subió al cuadrilátero para realizar su décima defensa del título y ostentando un record de 33-1-2 y 22 ko´s.

El zurdo filipino intentó en algunos de los asaltos demostrar el poder de sus puños a través de lanzar el jab seguido de su potente mano izquierda pero nunca puso en peligro el accionar de su rival. Vale destacar la hidalguía de no especular en ningún momento, siendo que posee un alcance y altura superior a la del argentino.

En algunos momentos de la pelea Martínez pareció tenerlo a punto caramelo, listo para el nocaut, pero la mandíbula y la fortaleza física del filipino fueron su punto de apoyo para no caer a la lona.

Finalmente y con una acertada e inusitada justicia, los jurados también vieron ganador al argentino para coronarlo campeón mundial FIB supermosca (115lbs, 52,200kg).

El Pumita hace historia y se une varios nombres gloriosos del deporte en argentina como, Gustavo Ballas, Santos Falucho Laciar, Víctor Cococho Godoi, Carlos Salazar y Omar Huracán Narváez.

El próximo desafío de Martínez puede llevarlo a enfrentarse contra el mexicano Juan Francisco Gallo Estrada, actual campeón AMB.

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