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Filiberto Mery[1] fue uno de los púgiles clásicos de comienzos de los años 20,en la época dorada del boxeo nacional, cuando los recintos se abarrotaban  Hippodrome Circus en Independencia, en donde se disputaban múltiples combates que enardecían a los asistentes, que acudían a ver las batallas en las que desarrollaba el boxeo nacional. Uno de sus exponentes más épicos fue Filiberto Mery, quien ingreso al boxeo amateur como peso mínimo en 1921, reconocido como un peleador honesto, que no recurría a artimañas para enfrentar a su rival, Mery era conocido por su falta de pegada y la llamada “quijada de cristal”, pero esta al parecer era su mayor virtud, ya que una vez que era derribado,  se levantaba con violencia y arremetía en la corta y mediana distancia, logrando un gran volumen de golpes, llego a ser muy famoso por esta cualidad y temido por la misma.

Recordados por los cronistas son sus combates con Humberto Guzmán, Tani Loaiza y Simón Guerra hacia 1933, peleo contra Loaiza en Valparaíso, cuando este lo aventajaba en 5 kilos, intercambiando en varios asaltos, perdió aunque llego al final de la contienda, su ultimo combate fue contra el novato emergente Simón Guerra, esta vez los asaltos “suicidas” le pasaron la cuenta a Mery y a pesar de haber sido noqueado casi al final del combate, esta batalla termino por liquidar su capacidad de entrega y le paso la cuenta a su castigado cuerpo.

Filiberto Mery es reconocido como un hombre con sentido del espectáculo, ya que cuando era derribado se levantaba, no buscaba el clinch, si no que el combate encarnizado cuerpo a cuerpo y tampoco escapaba cuando estaba en peligro. Mery estuvo en Europa combatiendo en Londres desde donde llego victorioso y también recorrió los ring nacionales [2], combatió con todos los grandes del boxeo nacional, Loaiza, Uzabeaga, Donoso y siempre supo salir airoso aun siendo derrotado era aclamado por el público.

El legado de Mery al boxeo, es la capacidad de entrega y entender el sentido del espectáculo en una época en donde el boxeo aún era rudimentario y carente de normas y formación reglamentaria, Mery fue campeón amateur y nacional en profesional. Su boxeo fue admirado por rivales y siempre se comportó como un caballero, el conocido “Don Fili”, quien no obedecía a su esquina cuando era derribado y volvía intentarlo, llenado de incertidumbre a sus rivales que veían en este pequeño hombre una voluntad de hierro.

[1] Nota aparecida en Figuras del Recuerdo, Revista Estadio 29/01/1949, Por Tizano

[2] http://boxrec.com/boxer/132588

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