A un viejo púgil (De Jorge Teillier)

Jorge Teillier creía que boxeadores y escritores tenían mucho en común. Ambas, dice, son carreras solitarias: “Si no es solitaria dejas de ser escritor y empiezas a ser una empresa”.

Equipo Boxeadores 17-05-2016 / 10:12:27
jorge teillier

Jorge Teillier creía que boxeadores y escritores tenían mucho en común. Ambas, dice, son carreras solitarias: “Si no es solitaria dejas de ser escritor y empiezas a ser una empresa”.

Revistas color sepia, programas de matches estelares,

el par de guantes firmados por el Presidente

cuando ganó el Campeonato

colgados junto al retrato de la Difunta

lo hacen buscar la gloria del Álbum amarillento

y mientras hierve el agua en el anafe

va recordando la cara del público y sus rivales

a quienes el tiempo les ha contado diez.

La tarde cuelga frente a su ventana

como una raída y sucia bata de combate,

y él vuelve a bailotear en el ring,

siente ovaciones en la tarde muerta.

No crean que está solo

mientras prepara el café

y hace guantes frente al espejo

que le muestra su nariz rota y sus orejas de coliflor.

Todas las tardes regresan sus admiradores

que en la estación se empujan para llevarlo en hombros

a la vuelta de su gira triunfal

y lo dejan en la primavera del césped de pez—castilla

donde —como le prometió a su madre—

sueña que ha esquivado —sin despeinarse— los golpes del olvido.

Equipo Boxeadores