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En una entrevista del año 2017, Sergio “Maravilla” Martínez dejó a todos sus fanáticos impactados luego de augurar que en unos 150 años el boxeo no va a existir más. “El ser humano no necesitará más peleas, ni ganarse la vida de esa manera”, aseguró en ese entonces. Sin embargo, en estos últimos días, volvió a sorprender al renovar su licencia de boxeador y deslizar su posible retorno a la actividad a los 43 años.

Contrario a este mundo civilizado, optimista y fulgurante de progreso que nos prometió la leyenda del boxeo argentino, aparece la serie Megalo Box, un homenaje a los 50 años de Ashita no Joe -el primer anime de boxeo- pero completamente reimaginado en un universo distópico y desértico, donde las desigualdades sociales se han acentuado a tal punto que hay personas que pierden incluso su calidad de ciudadano y no tienen derecho siquiera a un nombre.

Es el caso de JD (Junk Dog), conocido peleador de los barrios más bajos de la ciudad, quien desperdicia su talento arreglando peleas y dejándose perder ante rivales de baja categoría. Si bien el boxeo mantiene sus reglas principales, en este mundo los púgiles pueden armarse de un exoesqueleto mecánico conocido como gear, capaz de aumentar la potencia del deportista.

Con una clara influencia dieselpunk, la serie está plagada de escenarios polvorientos, aparatos mecánicos, chatarra, música hip-hop y la reminiscencia de que hubo una guerra que acabó con todo. El uso de la tecnología digital está limitada solo para algunos privilegiados y toma cuerpo en el grupo Shirato, líderes en la industria de gears y creadores de un torneo conocido como Megalonia, sólo apto para los cuatro mejores púgiles del mundo.

JD se obsesiona con inscribirse en este campeonato para enfrentar al actual campeón, Yuri, un combatiente que tiene el gear inscrustado al cuerpo. Para ello, le pide ayuda a su inescrupuloso y borracho entrenador, Nanbu, quien logra un acuerdo con la mafia Yakuza para encontrar una nueva identidad para su pupilo que lo aleje de su oscuro pasado: Joe. Sin embargo, el precio que deberá pagar será más caro de lo que espera.

Para escalar rápidamente en el ránking, ganar fama y confiado plenamente es su capacidad, Joe decide rebelarse contra su propia realidad, combatir sin gear y convertirse en un boxeador puro. Esto le valdrá un nuevo apodo: Gearless.

Megalo Box es sin duda una apuesta arriesgada en toda su magnitud. Decide homenajear un clásico del anime deportivo con un reboot de ciencia ficción, pero también retoma un estilo más noventero, rebelándose contra las formas más amigables y redondas que predominan actualmente. Los creadores recrean así facciones más duras, puntiagudas, con trazos gruesos y planos sucios, que den esa sensación de agresividad y recreen una atmósfera hostil. Todo para reflejar en su estética el concepto central de la serie: La vida es una prueba de carácter y el boxeo es una cuestión de honor.

A diferencia de la popular “Espíritu de Lucha” (Hajime no Ippo), el estilo de Megalo Box es tributario de la obra de Shinichiro Watanabe, la mente maestra detrás de series como Cowboy Bebop o Samurai Champloo. Tiene tramas mucho más adultas e intimidantes, no rehúye de temáticas fuertes -como el suicidio- y constantemente tiene alusiones a la muerte -como la fábula del escorpión-.

Además, en esta serie el boxeador no es presentado como un héroe clásico, sino precisamente como un “perro callejero”, un ser condenado a la miseria y la soledad, pero que pese a todo se yergue orgulloso porque ha sobrevivido a esa vida tan dura.

Todo esto mezclado con un toque latinoamericano difícil de ignorar en esta parte del mundo. La extrema desigualdad, los pobres agrupados en los márgenes de la ciudad y la aparición de símbolos católicos, siendo el más icónico de ellos una cruz que cuelga en el vehículo de Nanbu con la consigna “Dios aprieta pero no ahorca”.

Megalo Box fue estrenada este 2018 por TMS Entertainment (Saint Seiya, Detective Conan, Lupin III). Su dirección estuvo a cargo de Yo Moriyama y el guion original de Ikki Kajiwara fue adaptado por Kensaku Kojima y Katsuhiko Manabe. Los 13 capítulos de la serie se pueden ver en el servicio de streaming Crunchy Roll, aunque también ha sido ampliamente pirateado en páginas de anime.

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