Teofimo López (14-0, 11 KO) puede no estar listo para algunos de los grandes nombres a los que ya está llamando, pero anoche en el MGM Grand en Oxon Hill, Maryland, logro ganar por puntos, a un rival, poco ortodoxo y complejo de enfrentar.

López, ganó por decisión unánime sobre Matsuyoshi Nakatani de 30 años (18-1, 12 KO), de Osaka, Japón, en una eliminatoria de la FIB para retar al campeón Richard Commey.

A lo largo de las tres primeras rondas, Nakatani superó las expectativas, usó su jab, su quijada y la derecha a cortar para dominar el ataque del norteamericano. López, que a menudo le gusta lanzar el gancho de izquierda, tenía que tirarlo desde lejos y luchando para llegar. Nakatami por su parte, logro enredar la pelea, con amarres, golpes bajos y mucho golpes de conejo.

López se ajustó en el cuarto. Al encontrar el cuerpo, se arrastró más cerca de Nakatani y comenzó a soltar sus manos en más volumen. Una mano derecha anotó una caída rápida para cambiar el impulso de la pelea, aunque Nakatani no parecía estar muy herido.

Nakatani encontró algunas de esas oportunidades en la ronda diez. Conectando algunos golpes duros en cuartos cerrados, Nakatani forzó un intercambio y se quedó con López en el tramo de la ronda. Antes del ultimo asalto los luchadores se abrazaron y López sonrió para Nakatani, una muestra de respeto por el oponente más duro de su carrera hasta la fecha.

Una multitud satisfecha esperó el veredicto oficial y llegó como se esperaba, aunque un poco más amplio de lo que parecía correcto, en 118-110 dos veces y 119-111. Resultados muy holgados, para el nivel de oposición que presento el japones, la pelea presento algunas interrogantes, para el caso de Lopéz, quien se ha planteado la meta de combatir con Lomachenko, el próximo año después de derrotar a Commey, al menos eso es lo que dice. Pero ayer mostró ser un boxeador que confía excesivamente en su gancho de izquierda y su pegada, mas allá de esas herramientas, no se vieron mayores virtudes, para enfrentar a Commey y hablar de Lomachenko, es francamente exagerado.