Más de un apostador creyéndose conocedor del deporte no tuvo en cuenta el corazón y la sed de campeón que Brian Mendoza llevó hasta el Dignity Health Park de Carson, California para derrotar por KO7 a Sebastián Fundora, y la bala se convirtió en el nuevo campeón mundial interino súper welter del CMB.

Fundora es uno de esos boxeadores, que hasta el momento, no sé conocía qué hacer para derrotarlo. Su altura de 1.97mts y un alcance superior fueron siempre las principales armas para mantener a sus rivales lo suficientemente lejos y así dominarlos e imponer su potencia frente a la imposibilidad de ser alcanzado.

Brian Mendoza es un boxeador inteligente, que es agresivo en el momento oportuno, enfocado en el plan de pelea y que tiene un estilo de ascendencia cubana que marca diferencias. Anoche tuvo en su esquina al experimentado entrenador Ismael Salas, 145 pelas mundiales desde la esquina, lo hacen uno de los mejores en la historia del deporte. Fue maestro de boxeadores como el filipino Nonito Donaire, el también cubano Yuriorkis Gamboa y el venezolano Jorge Linares, entre otros.

A los 29 años y con una carrera que parecía tendría un impass luego de la derrota a manos de Jesús Ramos en 2021, “La Bala” Mendoza volvió para hilvanar tres triunfos al hilo e ir en búsqueda de Jermell Charlo, campeón indiscutido de las 154lbs. En declaraciones post pelea: “Le agradezco a Fundora por tomar esta pelea”. “Primero quiero celebrar el triunfo con mi familia. Pero a continuación quiero a Charlo”.

El apodo de “la bala” viene de sus primeros tiempos en Alburquerque cuando su entrenador de ese momento le decía que era su arma secreta debido a los contundentes KO que lo hicieron crecer.
La velada tuvo otros combates con interesantes protagonistas como Brandun Lee en los súper ligeros, enfrentando al mexicano Pedro Campa, ganando por DU y manteniendo el invicto en 27 encuentros.

Antes de producirse el desenlace del combate los jueces tenían como ganador a Fundora en las tarjetas por 59-55 y 60-54 dos de ellos.

El gancho de izquierda al rostro seguido de la combinación uno-dos en forma de gancho lanzados en la séptima vuelta fueron los balazos que terminaron con las aspiraciones de los apostadores que no conocían el futuro derribo de la torre.

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