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Juan Pablo Meza, con un problema al pulmón, era el segundo en la lista. La primera había sido su hermana, quien murió por una malformación a la columna.

“Hicieron una junta médica, no sabían cómo operarme. Yo era muy pequeño. Y de la nada, tenía una cicatriz en la radiografía el día que me iban a operar y yo estaba sano”, relata el actual campeón nacional en la categoría 56 kilos, quien se consagró en el XXXI Campeonato Nacional de Boxeo Élite realizado en Arica.

No es el único milagro en la vida de este púgil oriundo de Conchalí, pero sí es el que le hace orar en su esquina antes de comenzar cada combate.

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Al igual que Yerko Bravo, el otro campeón nacional chileno que representó a Santiago Centro y que desafiaron los favoritismos para las escuadras de regiones, se levantan a las 4 de la mañana a trabajar como recolectores de basura.

“Trabajamos 5 años juntos, pero después yo me fui a Las Condes, que es más peloláis“, cuenta entre risas.

¿Cómo llegó al boxeo? “Un día estábamos con el Yerko en la peluquería, nos cortamos el pelo así como Daddy Yankee. Escuchamos a un joven que hablaba harto de peleas y nosotros, como éramos un poco alterados, no me gustó mucho que hablara tanto de peleas y encontraba que era muy quebra’o, hablaba mucho. Le preguntamos y resulta que era boxeador. Nos comentó que hacía boxeo en Conchalí, cerca de la casa de nosotros, del campamento. Entonces, le dije si nos invitaba y accedió. Pero el pensamiento en mí era que lo voy a cogotear, porque le daba mucho color y yo quería pegarle, me caía mal. Pero qué, si llegó en una bicicleta“.

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Su primer entrenador fue “el tío Willy”, quien “entrenaba en una cancha de baby del campamento. Llegamos, empezamos a entrenar y al tiro me dijo, para ver si teníamos corazón o no, que nos pusiéramos los guantes y un sparring, con lo que yo sepa, nomás”.

Yo lo único que sabía era que no me tenía que pegar patás. Me paró justo frente al joven de la peluquería, el alumbra’o, y el alumbra’o me pegó. No duré ni 5 minutos y me sacó sangre de narices. Ahí yo igual quedé pica’o, porque era alterado, no me gustaba mucho que me pasaran a llevar. Ahí yo me decidí a entrenar, para pegarle a él”, narra.

Juan Pablo Meza, ya con 25 años, mira su adolescencia y se lamenta: “cómo me hubiese gustado estar en el boxeo de los 18 en adelante, quizás dónde estaríamos ahora”.

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Sin embargo, no deja que sus sueños se estrechen y anhela sumarse a la selección nacional de Chile que comenzará un nuevo ciclo olímpico rumbo a Tokio 2020: “Para todo deportista defender la bandera de su país es un orgullo, para mí sería un sueño defender los colores de Chile“.

Escucha esta emotiva entrevista al campeón nacional, Juan Pablo Meza, junto a los periodistas Camilo Espinoza y Richard Sandoval en el programa Gancho Izquierdo de Radio Nuevo Mundo.