El boxeo tiene un pasado glorioso, el cual debemos conocer para seguir la ruta de los pioneros en este deporte. Como vimos en una columna anterior, el incansable Juan Budinich trabajo afanosamente por el crecimiento deportivo y la continua mejora del boxeo en nuestro país. Pero si bien su obra fue constante con la fundación de al menos 6 clubes en Santiago y Valparaíso, no fue el único entusiasta de este deporte en Chile. Hacia 1920 este deporte estaba muy masificado en todas las clases sociales y existía al menos un centenar de clubes de boxeo por todo Chile. Para esta columna tomaré uno de esos clubes y sondearemos como la mentalidad de la época fomentaba el crecimiento deportivo y se enorgullecía de ser fomentado desde todas las clases sociales.

Hasta ahora los escasos estudios sobre el tema[1] han arrojado la existencias de clubes de boxeo como el Club de la Bolsa de Comercio o el Hotel Melossi, que eran centros deportivos de la elite, así también como el Rodolfo Jaramillo de los empleados de FF.CC., en este caso el club que tomare como ejemplo será el Cornelio Saavedra Boxing Club fundado en 1921 por un grupo de empresarios de Santiago y cuyo nombre era debido a su presidente honorario el ministro del interior de la época Cornelio Saavedra Montt, quien también era un ferviente cultor de este deporte, en una nota de la revista deportiva, “Los Sports” llamada “por los centros de box”[2], se destaca el cultivo de este deporte en nuestra capital y como estos clubes son cunas del deporte y alejamiento de las conductas que la sociedad de la época veía como perjudiciales como el consumo de alcohol y apuestas y prostitución. Si bien es claro que existe una pauta “civilizatoria” desde las elites de la época que buscan moralizar desde arriba, pero en vez de hacerlo de manera coercitiva utilizan el deporte como medio, asunto que sin duda sigue siendo un ejemplo para nuestras clases dirigentes actuales, en parte de la entrevista el presidente del club dice: “Aquí se reúnen los muchachos al salir del trabajo, y después de hacer ejercicios se inician charlas que despiertan en ellos el espíritu de camaradería. Las exhibiciones que se hacen los días sábados atraen bastante público y son un claro exponente del grado de desarrollo que ha alcanzado el boxeo aficionado. Con el dinero que se obtiene, se adquieren implementos y se mantiene el club[3], Los clubes de la época eran lugares bastante limitados, con un espacio reducido e implementos simples como sacos y guantes, lograban congregar a un gran número de practicantes, bajo la prohibición de apuestas y entrenar a menores de 15 años, formaban un núcleo de convivencia masculina en la cual se aprendían además de la práctica deportiva, practicas valóricas formativas de la masculinidad de la época. Como bien apunta Loic Wacquant, el boxeo es una disciplina en la cual el desempeño es individual, pero el aprendizaje es un elemento colectivo.[4] Esta frase resume lo que genera el club de boxeo, que a diferencia de la despersonalizada practica de una hora en un gimnasio, en el que se practican toda clase de disciplinas, se genera un vínculo de masculinidad que proyecta un sentido de pertenencia y crecimiento personal bajo un código en común, el cual según las mismas palabras del presidente del Cornelio Saavedra B. C.,  más que nada se realiza una labor moralizadora al imponer normas en común, que deberían transformarse en una guía de conducta por medio de la práctica deportiva  que llegue, a las clases trabajadoras. Si bien es cierto en la época el deporte como actividad en general era una forma de moralización y a su vez una necesidad que las clases dirigentes veían como imperiosa.

La formación de clubes de boxeo se extendió por todo Chile, y esto habla de una veta aún desconocida del boxeo en Chile, la historia del deporte amateur y para el caso del boxeo, esta alcanzo a una masividad sin precedentes. En este caso, los clubes ya fueran formados por aristócratas o por sindicatos obreros, contribuyeron a una estructura de desarrollo deportivo, que al menos hasta 1940 cuando Chile tenia competía frecuentemente en campeonatos amateur en Latinoamérica y Arturo Godoy se proyectaba como uno Campeón con proyección internacional. La historia del deporte amateur, en Chile es aún un capitulo por descubrir y si el boxeo busca una resurrección es necesario saber cómo empezamos.

[1] Agradezco esta información al Historiador Alex Ovalle Letelier quien ha estudiado acuciosamente el periodo 1917-1931

[2] Los Sports, “por los centros de box” 15 de julio de 1923, Año I, número 14

[3] Los Sports. Op Cit.

[4] Véase, Entre las cuerdas cuadernos de aprendiz de boxeador, un interesante estudio etnográfico sobre las clases populares y el boxeo en Estados Unidos.

Disponible  https://planificacionalainvestigacion.files.wordpress.com/2012/03/24280981-wacquant-loic-entre-las-cuerdas-cuadernos-de-un-aprendiz-de-boxeador-2000.pdf