Decepcionado y a la espera de que se cumplan los compromisos pactados por la Federación Chilena de Boxeo se encuentra el exmedallista panamericano y último boxeador chileno en los Juegos Olímpicos, Ricardo Araneda, luego que se comunicara su salida de la dirección técnica del equipo cadete que participará de los Juegos Sudamericanos de la Juventud.

Recordemos que Araneda fue cesado de sus funciones el pasado viernes 14 de julio debido a un “desgaste en el proceso”, según lo que señaló la Federación Chilena de Boxeo.

En tanto algunos familiares de integrantes de la selección cadete denunciaron que Araneda incurrió en maltratos en contra de algunos integrantes del equipo que habrían motivado la salida de la selección del púgil de Temuco, Orlando González.

Al respecto, Araneda reconoce que en el último tiempo la relación con los integrantes del equipo no eran buenas, aunque sostiene que la indisciplina de los integrantes de la selección fue un factor fundamental para entender este desgaste.

¿A qué se debió su salida de la Dirección Técnica de la Selección Cadete?

Yo tomé un compromiso de llevar a dos o tres boxeadores a la final de los Juegos. Se me dijo que iba a tener todos los medios pero lamentablemente no fue así. Esto empezó mal desde un principio. Fuimos a Argentina de un día para otro. No teníamos cabezales, no teníamos vaselina, no llevábamos buenos guantes, partimos de un día para otro. En segundo lugar los chiquillos hicieron el trabajo conmigo, se portaron bien los primeros días, los últimos días ya no hacían lo que yo decía y eso no era por falta de confianza, sino que yo les dí mucha confianza. Porque aparte de ser entrenador yo soy persona. Cuando los niños estaban tristes yo los acompañaba, les hablaba, lloraron muchas veces en mi hombro. Después de eso en Argentina nos faltó plata. Tuve que vender un par de paragolpes, porque no podía dejar que los niños pasaran hambre, y así fueron pasando cosas muy irregulares que en la Federación no se dan cuenta, una porque su presidente, Robinson Villarroel está en Iquique y ¿qué pasa cuando el gato sale? Los ratones hacen fiesta, la gente de la Federación no hace nada.

Llegamos a Chile, nos recibieron en precarias condiciones, nos quedamos a dormir en la Federación, comiendo en un restaurante donde no dan comida que necesita un deportista y llegamos acá al CEO y ocurrió todo este drama que se conoce hoy día, pero lo que la gente no sabe es que vivir acá con tus alumnos y ser entrenador, papá, mamá, apoderado, ser más encima un medio tutor, es muy difícil. Hubo indisciplinas. Cuando los chicos dormían en el mismo piso que yo todo estaba controlado. Los niños se dormían a una hora específica, se apagaban los celulares, pero qué pasó, me cambiaron al segundo piso y ahí perdí el control. Los chicos se empezaron a acostar tarde. Les llamé la atención pero no hubo caso. Yo al final ya estaba cansado, estar encerrado, pasando malos ratos. Si yo les aconsejaba y les pedía que se portaran bien y aún así no lo hacían ya no puedo hacer nada más. Es verdad que los recriminé, pero los recriminé por algo. Lo que dice la señora Jacqueline Sandoval de que al niño de Temuco lo discriminé, sí es verdad, lo discriminé, pero con buenas palabras, nunca lo insulté, solo le llamé la atención por no respetar los horarios, pero ella exagera y quiere ganar popularidad a costillas mías. Yo soy el único que ha obtenido triunfos en más de 30 años en este país y ella ¿qué ha ganado? solo es conocida por los líos que tiene con la Federación. Si los chicos no cumplen con uno como personas, ¿cómo van a cumplir como deportistas? Si los voy a buscar temprano en la mañana y están todos con sueño porque se iban a acostar tarde ¿cómo van a rendir?

¿Usted renunció finalmente, o fue una salida acordada?

Aquí legalmente, por la salida de González y los temas de indisciplina, uno de los chicos llamó a Iquique y como al señor Robinson Villarroel le gusta dar la mano y esconderla después, mandó a otras personas de la Federación a decirme que ya no querían contar con mis servicios a los cual yo acepté gustosamente. Lo único que pedí es que se respeten los seis meses que se me ofrecieron de contrato, porque de lo contrario iré a la Inspección del Trabajo, porque me despidieron sin el mes de aviso.

¿Usted descarta cualquier tipo de agresión en contra de integrantes del equipo?

Hubo un incidente. Pero la gente no sabe el contexto. Uno de los chicos empezó a recriminarme por las condiciones en las que estábamos viviendo, a lo cual no tuve mayor respuesta porque es algo que escapa a mi capacidad. Las camas no son muy buenas, las comidas tampoco, pero no soy quién debe remediar esas cosas. Pero él insistió y empezó a decirme que yo no le había ganado a nadie, a lo que respondí que había ido a dos Juegos Olímpicos, pero él siguió y se acercó en actitud violenta a lo que respondí con un empujón, reaccioné mal, le pedí disculpas y él las aceptó. Pero eso no quiere decir que esto haya sido algo constante.

¿Cuándo comenzó este desgaste en la relación con sus ahora exdirigidos?

Esto empezó en Argentina, ahí se portaron muy mal, no lo mencioné en su momento porque acordamos mantenerlo en silencio, pero ellos en Argentina se portaron muy mal. Ahora la gente cree que porque ellos son niños son inocentes y no es tan así, son muy despiertos, saben perfectamente distinguir entre lo bueno y lo malo. Con ellos no había mala onda, ellos hablan de mala onda porque yo los retaba cuando los pillaba haciendo algo, pero en la vida rutinaria no había mala onda, menos en los entrenamientos, pero la relación se desgastó por los incumplimientos por parte de ellos.

Los problemas de falta de recursos, de implementos imagino que usted los conversaba con la Federación ¿Qué respuesta le daban?

La Federación para mí es una porquería. El Gerente de la Federación, don Víctor Mendez, no hace nada. Lo conozco del año 88, le tengo mucho cariño, fui con él a los Juegos del 92, ahora es Gerente, pero ¿qué es lo que hace?, nada, es un “pollo sin plumas”, no tiene fuerza de nada. La Federación no apoya en nada, nos pasan unos guantes que no sirven, livianos, ellos necesitan guantes de 14, 16 onzas, para que anden con las manos arriba. Si entrenas con guantes livianos y después le pones guantes pesados se te caen las manos y eso no sirve. Entonces lamentablemente la Federación me ayudó bien poco. Siempre andan llorando que no hay plata y lo peor es que el señor presidente Robinson Villarroel, él fue el que me llamó para que asumiera esto y mandó a otros a despedirme.

¿Se siente decepcionado en ese sentido?

Mucho, su actitud fue terrible. Si yo te digo las cosas como son, conmigo tienes que ser igual. Si no te gusta cómo hago el trabajo, está bien, que se busque a otro, pero no que un día te pregunten cómo estás, si estás bien y te das vuelta y te apuñalan por la espalda. Ellos saben cómo soy, yo sé muchas cosas que han pasado en esa Federación, la alimenté por diez años, fui a dos olimpiadas, fui campeón sudamericano, vicecampeón panamericano y ¿así me están pagando ahora?, pero bueno es lo que hay.

En su momento las dos integrantes femeninas del equipo acusaron discriminación ¿Qué fue lo que pasó finalmente que hubo tantos problemas para incorporarlas al equipo?

Nunca las discriminé. La mamá de Kimberly solo quiere ganar fama. Cuando fuimos a Argentina llevamos cuatro boxeadores. Yo fui a la Federación y les dije, faltan Cruzat y las dos chicas, pero me dijeron que “el señor presidente no quieren que vayan las mujeres” a lo que respondí que también son parte de la selección y ahí me dijeron de nuevo que no había plata, para todo el tema de la plata. La mamá de Kimberly sabe que yo alegué por su hija, de hecho por interno me agradeció por haberlo hecho ¿y ahora que me diga esto? Yo con ellas no tengo nada, Kim es una buena muchacha, pero se cree campeona del mundo y todavía no ha logrado nada. Fuimos a Talca y ganaron todos y todos estaban contentos, llegamos acá y les dije, “chicos bajemos las revoluciones, quienes son los boxeadores de Talca, no tienen técnica, no tienen buen entrenamiento, no son como los argentinos, como los colombianos, como los venezolanos”, mi trabajo estaba al 30 por ciento y quería llegar en un ochenta, porque al 100 no se podía por tiempo, entonces ahí empezaron los chiquillos a reclamar, pero yo les tengo que hablar con la verdad.

¿Qué posibilidades le ve al equipo en los Juegos Sudamericanos?

Yo los dejé al 30 por ciento. Jesús Martínez sabe, él me decía que bajara las revoluciones, pero él lo único que sabe hacer son pesas. A los chicos de la selección adulta los tiene como chuzo, yo quería sacarles cintura, velocidad a los chicos, porque para mí el boxeo amateur es golpear y no ser golpeado, pero para Jesús Martínez no es así, para él todo es fuerza. Se fueron a Cuba, Honduras y ¿qué consiguieron?, nada y ¿aún así le creen a él y no a mi? Lamentable. Yo por un trabajo no voy a andar de “chupamedias” si algo no me parece lo voy a decir. El boxeo a mí me enseñó mucho. Tanto que le dí al boxeo y el boxeo ¿qué me ha dado a mi? puros dolores de cabeza, además que me robaron no sé cuánta plata. Ojalá los chicos puedan llegar a una final, les deseo lo mejor, pero no creo que Martínez les pueda sacar el rendimiento que les pude sacar yo, que no se mal entienda, yo no quiero hablar mal de él, le tengo mucho cariño, pero sí puedo decirles que sabe mucho de boxeo teórico, pero de práctico muy poco.

Respecto del incidente que vivieron en Argentina con el equipo, la falta de recursos incluso para comprar comida y que los llevó a vender algunos implementos ¿qué sintió en ese momento?

Humillante, muy humillante. Que los otros entrenadores se te acerquen y te digan “¿pero cómo andas vendiendo las cosas?”, es que no tengo plata les respondía. Si nos mandaron en bus desde Santiago hasta Mendoza y de Mendoza hasta Buenos Aires es porque mi Federación no sirve para nada, si no teníamos qué comer ¿qué iba a hacer? si los niños son responsabilidad mía, algo tenían que comer, así que pesqué un par de paragolpes y los vendí. Ahora la Federación se puede jactar que me enviaron 50 mil pesos, pero la tuvimos que ir a buscar a Mendoza, tuve que viajar de Buenos Aires a Mendoza a buscar esa plata. La Federación tiene muchas irregularidades. Es cosa de ver el nivel de dirigentes que hay ahora, ni comparado a los que habían antes cuando yo empecé.

¿Hay alguna autocrítica respecto de lo que pasó en este proceso?

Si, por supuesto. Yo les dí mucha confianza a los niños, porque aparte de ser profesor también fui su amigo, entonces ahí se confundieron las cosas, pero ese es un aprendizaje que tengo que hacer porque el entrenador es el entrenador y los amigos son los amigos. Hubo mucha confianza, yo a ellos los tenía que escuchar, cómo extrañaban a sus familiares, entonces tenía que contenerlos. Siempre intenté aconsejarlos bien. El problema es que ellos creen que son los mejores y todavía no lo son, tienen que trabajar para llegar a ser los mejores y ahí a lo mejor no tuve tino de decirles cómo se tiene que hacer las cosas.