En invierno, Santiago es un paraje frío y hostil, sobre todo durante las mañanas. Bajo el cielo nublado, el pasto se quema con las heladas temperaturas. Las canchas y los parques se muestran teñidos de amarillo, mientras los primeros trabajadores se levantan cuando aún es de noche para atravesar la capital. Entre ellos, emerge Gonzalo Fuenzalida (7-1-0), armado con un polerón y pantalones grandes, que notoriamente no son de su talla, pero que lo protegen en su primera tanda de ejercicios.

Gonzalo es lo más parecido al Hombre Ilustrado de Ray Bradbury, un ser mitológico cuyo cuerpo estaba cargado de ilustraciones y dibujos que adquirían vida cuando se les miraba fijamente. Precisamente, podríamos decir que bajo esas largas mangas estamos ante un boxeador ilustrado. En su cuello se asoma por la derecha un águila sobre un sol rojo furioso, mientras que a la izquierda, ruge la cabeza de un tigre. Sobre sus brazos se extienden paisajes infinitos que acaban en sus dedos, donde se pueden leer las palabras “Free” y “Hope” (“libre” y “esperanza”, en español).

Al boxeador ilustrado se le ha visto en ayunas arrojando troncos, realizando fartlek y haciendo piques acompañado de su preparador físico. En las tardes, se traslada desde Huachuraba hasta las dependencias del Club México, en pleno centro de Santiago, donde entrena, realiza sparrings y hace clases a los más noveles aspirantes. Pasadas las ocho de la noche, se mueve en Metro hasta el gimnasio de su entrenador, Mariano Cayo, ubicado a la altura de avenida Matta, quien trata de pulir sus ripios técnicos como un artesano armado de los más diversos paragolpes. Cuando ya todo el comercio cierra, Fuenzalida se digna a regresar al norte del Mapocho donde esperará repetir la misma rutina al otro día.

Este viernes 6 de julio, el campeón chileno súperpluma enfrentará al argentino Rolando Damian Peña (4-6-0), boxeador de 38 años conocido como el Pamperito y que ya ha debutado en el ring de calle San Pablo con Manuel Rodríguez, donde cayó derrotado en el debut de Juan Pablo Meza en marzo pasado. “Vengo bien preparado para esta pelea, bien concentrado. Hice una buena preparación física. La idea es conseguir el KO. Es un rival fuerte, con más experiencia y más peleas. Independiente del récord que tenga, ha subido más veces que yo al ring. No estoy confiado en mi rival, estoy confiado en la preparación que hice“, asegura.

Para Gonzalo, en este combate “la idea es mostrar el trabajo que venimos haciendo. He estado entrenando mi técnica, para estar más ordenadito. La idea es marcar la diferencia tanto por el volumen de golpes como por la potencia. Vamos a empezar a dañar desde el primer round, a trabajarlo abajo y arriba“.

Su entrenador se esmera en los últimos días de entrenamiento en pulir la coordinación de Fuenzalida. “Está fuerte”, dice. Esta vez ya no se le ve entrenando solo, una de las razones que aseguran le perjudicó en el inicio de su carrera, cuando cayó derrotado frente a “Ventarrón” Vera en Temuco por un golpe al hígado que le desplomó las piernas. “Es su gran espinita clavada”. Pero todo eso es pasado. Actualmente cuenta con entrenador, preparador físico, nutricionista, quiropráctico y la figura de Gustavo Astroza, su kinesiólogo que lo acompaña a todos lados con actitud paternal e improvisa como su mánager.

Sobre el combate, Fuenzalida explica que “la idea es aprovechar mi distancia, porque tengo más altura que mi rival. Si voy a la pelea corta con él, se la voy a hacer más fácil. Así que la distancia larga, harto contragolpe y meterme a la media también, irme a fajar. Si tenemos la oportunidad de liquidarlo, lo vamos a hacer. Vamos a estar atentos, porque hemos trabajado no sólo el físico, sino también la mente y los reflejos, cosas que son pequeños detalles, pero que después marcan la diferencia en la pelea”.

“EL BOXEO ME CAMBIÓ LA VIDA”

Pese a que se ve amenanzante, Gonzalo se muestra amable y simpático bajo el ring. Pero su cara cambia cuando está en combate. “Arriba del ring es otra persona, soy un animal, sale lo peor de mí. Lo único que quiero es acabar con el otro, hacerle daño. Abajo me veo piola, siempre ando tirando la talla, me gusta pasarla bien. Pero arriba del ring algo se apodera de mi cuerpo”, relata.

El Maravilla confiesa que “el boxeo es todo para mí. Me cambió la vida. Vivo el boxeo 24/07, es lo único que hago y en lo único que pienso. Pelear no es mi trabajo, pero es mi pasión. Es lo que amo, para lo que yo nací. Siempre he pensado que nací para pelear, como algo que siento arriba, cuando estoy sobre el ring, algo que da en el pecho”.

– Dijiste a la pasada que el boxeo te cambió la vida, ¿qué quieres decir con eso?

“En mi infancia no era muy apegado a mi familia. Siempre hice lo que quise, anduve en la calle, era el típico cabro del montón. Gracias al boxeo he conocido Chile, he hablado en la radio, las entrevistas ahora mismo, he salido en la tele. Cosas que nunca pensé que iba a hacer. Desde que debuté he estado enamorado del boxeo”.

Como profesor también muestra otra faceta. Su voz suena estricta y firme. Explica que “me gusta enseñar a los que se toman el boxeo en serio. Cuando he tenido gente que no se lo toma en serio, no los pesco, incluso me llega a molestar. Piensan que es llegar y pelear, no saben todo lo que uno le dedica, el sacrificio que uno hace para venir a entrenar”.

SOBRE EL AGUJA: “EL DISCÍPULO TIENE QUE SUPERAR AL MAESTRO”

Fuenzalida es ambicioso. Sabe que en Chile hay un techo y ya tiene visto mejorar su preparación en Argentina y en Cuba. “La idea es hacer lo que hacen Julio Álamos o Mario Contreras, que ellos hacen su preparación afuera. La idea es siempre estar mejorando”, plantea.

Tampoco se achica, pese a que hace una semana se realizó una velada que protagonizaron los tres mejores boxeadores libra por libra del país: Aguja González, Pancora Velásquez y Tigre Palma. “No los veo tan lejos. Sinceramente, estoy esperando tener una pelea por algún título internacional y ahí yo creo que me van a empezar a llamar a los casinos y esas cosas. Yo creo que igual a mí me sigue harta gente y doy buen espectáculo sobre el ring”, manifiesta.

“Cuando hago sparring con Pancora (Velásquez), Aguja (González), Luis (Cerda), Líner (Huaman), guanteo con casi todos los profesionales aquí y trato de copiarle las técnicas. Ellos en realidad son como el techo a superar. Trato de sacarle los trucos y adaptarlos a mi combate. Pero no quiero ser como ninguno, quiero superarlos”.

Para Gonzalo, “el Aguja es el más lejano, el que está más arriba. Pero ya ligerito vamos a dejarlo atrás. Tranquilo, nomás. Es mi profe, pero el discípulo tiene que superar al maestro. Estoy trabajando para eso, siempre he dicho que voy a ser campeón del mundo, y quiero ser campeón primero que él”.

Al cierre, el boxeador ilustrado habla sobre las posibilidades de realizar un combate en su natal Huechuraba. “Tenemos la idea de hacer una pelea allá en la comuna, que sea gratis para la gente. Eso lo costearía la municipalidad. Yo soy de allá, me conocen todos allá en la población. Sería más para ellos que para mí. Estaría peleando en mi casa”.