El 2 de octubre de 1980 sobre el ring del estadio del Caesars Palace estaba frente a  Ali,  Larry Holmes, quien fue alguna vez su sparring. Pero esta vez ya no queababa nada del Ali danzante, mas gordo y dos años fuera del ring en su ultima victoria, en la revancha contra Leon Spinks. Todo fue como una pesadilla. Sin reflejos, sin fuerzas, como anunciando el terrible Parkinson.

Ali se pareció a una sombra, a la que los piadosos gestos del árbitro Richard Greene y del propio Holmes sellaron como abandono al final del 10°. Con un Holmes que lo miraba como con vergüenza de seguir golpeando a un hombre mayor y acabado. Un año después, Ali lo intentaría nuevamente en Bahamas, contra Trevor Berbick, en una paliza monumental de 10 asaltos, que es sin duda una pelea morbosa por si sola. Un 2 de octubre de 1980, fue el fin de la leyenda de Muhammad Ali, ahogado por las deudas, múltiples matrimonios y bandas de “amigos” que vivían a sus expensas , se vio en la obligación de realizar combates hasta una edad en la que debió estar retirado.