Con fuerza ha comenzado a irrumpir en el profesionalismo la llamada Generación de Colorado Springs del boxeo chileno, un grupo de púgiles que la casualidad reunió por única vez en el clasificatorio americano llevado a cabo en Estados Unidos para el Mundial Juvenil AIBA 2018 y que hoy se erigen como los prospectos más prometedores de la escena nacional.

Podría aventurarme a decir que son los primeros atisbos de una generación dorada para este siglo, uno marcado por escasez de glorias y atormentado por fantasmas de épocas pasadas. Sin embargo, es tarea del tiempo y de ellos mismos dejar atrás el apelativo de “promesas” para pasar a ser las figuras más importantes del boxeo nacional.

LUIS JUNIOR CRUZAT, LA JOYA (18 años, pluma)

Es el cabecilla de todo. Empujado por una familia de boxeadores, fue el primero en practicar este deporte (partió a los 8 años), el primero en alzarse con importantes triunfos internacionales (ganó un campeonato junior en Las Vegas, Estados Unidos, y fue medallista de plata en los Juegos Sudamericanos de la Juventud 2017) y el primero en dar el salto al profesionalismo, donde ya ha cosechado cuatro victorias al hilo, tres de ellas por KO.

En el peso pluma ha conseguido un gran balance entre potencia y técnica, lo que lo convierte en uno de los boxeadores más completos del circuito: buen jab y juego de piernas para mantener a raya a boxeadores agresivos, buen repertorio de combinaciones y una pulida técnica ofensiva para ir al ataque. De momento, el trabajo y la cohesión que ha logrado con su padre y entrenador le ha permitido destacar en el concierto nacional.  ¿Qué le falta? Tendrá que ponerse a prueba con los mejores de la categoría (“Tigre” Palma y “Comando” Argel asoman como rivales más que competitivos) antes de dar el esperado salto a Estados Unidos, su principal objetivo.

JAVIER “POLVORITA” LABRA, THE MOST IMPROVED (18 años, súper ligero)

No fue hace mucho tiempo cuando este joven desconocido apareció en un campeonato nacional juvenil y barrió con todos. Al año siguiente, hizo lo mismo. “¿Quién es?” fue la pregunta que se murmuraba entre el público asistente. Formado casi de manera autodidacta por el profesor Luis Calderón, fue reclutado posteriormente por el Club México y hoy se alza como uno de los principales estandartes del instituto azteca. En los últimos tres años, Labra ha tenido un rápido crecimiento y acaba de debutar en el profesionalismo con un deslumbrante KOT -la esquina contraria arrojó la toalla en el segundo asalto- sepultando cualquier duda que había sobre sus condiciones.

Sus manos -cargadas de dinamita- han convertido a la explosividad en su principal arma y se ha adosado perfectamente a su estilo agresivo, donde el volumen de sus combinaciones lo son todo. Es importante aclarar que no estamos ante un boxeador tosco, ya que su técnica está altamente depurada (más en la ofensiva que en la defensa), suele hacer gala de un sincronizado timing y ha demostrado una virtud que pocos púgiles chilenos poseen: inteligencia sobre el ring. Eso sí, con el tiempo deberá trabajar mejor la larga distancia. Tiene un jab potente que utiliza poco y a veces pareciera que le molesta ser un boxeador alto.

ANDREWS SALGADO CHÁVEZ, THE GENTLE GIANT (18 años, peso pesado)

Poco queda del gordito de 120 kilos que llegó por primera vez a entrenar al gimnasio de San Bernardo con sólo 14 años. Andrews Salgado se ha consolidado como el más exitoso de todos en la era amateur, tras lograr un quinto lugar en el Mundial Juvenil de Budapest y en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires, ambos en 2018. Ese mismo ímpetu lo alza como la principal carta del Team Chile para alcanzar un cupo en Tokio 2020.

Para ser un peso pesado, Andrews es muy rápido y movedizo. Siempre muestra aplomo sobre el ring, tiene facilidad para el contragolpe y cuenta con un jab poderoso que funciona como una llave: abre guardias y produce daño. Le acomoda pelear a distancia, girando apegado a las cuerdas y asediando al rival con golpes rectos. Sin embargo, tampoco rehúye del infighting, como cuando se decidió a disputarle el centro del cuadrilátero al experimentado Yerko Bravo en una de sus batallas épicas más recientes. El gran problema que tendrá en su carrera es la escasez de sparrings de nivel y boxeadores competitivos de su categoría en esta parte del mundo.

DENISSE BRAVO, LA LOBA (17 años, peso ligero)

Pese a que el boxeo femenino no es ninguna prioridad para la Federación (y debiera), Denisse Bravo ha sabido brillar con luz propia. La oriunda de Lontué es en estos momentos la máxima promesa de la especialidad, un doble logro si consideramos que ha debido batallar arriba y afuera del ring para hacerse un lugar en el campo amateur, donde se ha coronado tricampeona nacional y medallista sudamericana.

Dueña de un estilo incansable, salvaje y voraz, Bravo plantea sus peleas como si sus puños fueran una manada de lobos cazando a su presa: acorrala a sus rivales con una presión constante hasta dar con su punto débil. Sin embargo, esa fórmula ha encontrado gran oposición en boxeadoras más técnicas, como la rusa Nune Asatrian quien en el Mundial de Hungría la pudo controlar sólo usando el paso péndulo. En esa línea, si quiere mantener el estilo debe armarse de una cintura más pulida en la defensa y convertirse en una púgil menos predecible y más ingeniosa en el ataque. Instinto sobre el ring ya lo tiene.

Nota al pie: Tras estos púgiles avanza una gran camada de otros boxeadores que, por el momento, van algunos pasos más atrás. Entre ellos destacan la pequeña maravilla Kim Sandoval, el lautarino Orlando “Kamikaze” González, el iquiqueño Sebastián Lara, el santiaguino José Sbarbaro, el hospiciano Antonio Siminic, el curicano Cristofer Valenzuela y el penquista Rolando Fuentealba. Todos ellos conforman el recambio del boxeo chileno en los próximos años.