“El Crimen Perfecto”, así titulaba la nota del periodista Eduardo Bruna publicada en la mítica Revista Estadio y que relató los sucesos acaecidos luego que la Asociación Mundial de Boxeo decidiera despojar del título mundial que había ganado días antes el boxeador chileno Benedicto Villablanca.

Recordemos que el melipillano se alzó con la victoria en la pelea que se disputó en junio de 1982 ante el campeón boricua Samuel Serrano, luego que se detuviera el combate en el round 11 producto de una herida que tenía el puertorriqueño y que de acuerdo al doctor le imposibilitaba de continuar la pelea.

Pero la alegría duró poco para Villablanca luego que la AMB decidiera decretar nulo el combate e invalidar la victoria del chileno, despojándolo del cinturón que había conseguido en esa gloriosa noche en el Caupolican.

Una vez conocida la noticia, hubo un último intento por revertir la decisión con el viaje que realizaron el propio Benedicto Villablanca junto a su promotor, Ricardo Liaño y el presidente de la Federación Chilena de Boxeo de la época, Alejandro Reid a San Juan, Puerto Rico con la misión de convencer al presidente del Comité de Campeonatos Mundiales de la AMB Luis Batista Salas.

Batista Salas era un joven abogado que además del boxeo tenía serias aspiraciones políticas. Sin ir más lejos, a sus jovenes 30 años ya ostentaba el cargo de vicealcalde de San Juan y como todo buen político sus ojos estaban puesto más allá.

Por lo mismo, tomar una decisión que fuera en contra de un compatriota suyo era algo prácticamente imposible y así se lo hizo ver de entrada a la delegación chilena “muchacho, yo lo siento mucho, pero mi decisión es irrevocable. Serrano sigue siendo el campeón. Tú tendrás una nueva oportunidad si tu promotor, aquí presente, y el señor presidente de la Federación Chilena deciden acatar mi decisión”.

Ante lo adversa de la situación, el promotor de Villablanca, Ricardo Liaño, reconoce que es la única salida posible y espeta a Benedicto a aceptar “¡Vamos hombre, que si ya ganaste una vez a Serrano puedes volver a hacerlo!” sostuvo el español quien agregó que “señor abogado: vamos a demostrarle a Serrano que los títulos se ganan o se pierden arriba del ring. No por secretaría”.

La situación era doblemente difícil para Liaño, a la ya difícil misión de tratar de revertir la decisión que pesó en contra de Villablanca debía sumar además la defensa de su propia condición de promotor luego que el equipo de Serrano denunciara un eventual intento de sustraer las tarjetas del combate.

Por lo mismo, ante la decisión de Batista Salas, Liaño decidió ceder y concentrarse en preparar una nueva pelea ante Samuel Serrano pese a que el propio representante de la AMB reconoció no tener todos los antecedentes a la mano.

“Créanme que no me quedó otra salida. Vi el video de la pelea y no tengo dudas de que reglamentariamente la victoria de este muchacho es legítima y ajustada a los reglamentos. Pero ocurre que tanto Karasiotis, sancionador, como Celis, árbitro y Berg junto a Lederman, jueces, coinciden en que la herida fue producto de cabezazos intencionales, y que Celis penó ese foul durante la pelea”.

Si bien Liaño insistió en que no hubo sanción alguna a los supuestos cabezazos, Batista insistió en que no había margen para revertir la decisión “si yo hubiera estado en Santiago presenciando esa pelea, tendría mis elementos de juicio propios, pero como no fue así, estoy obligado a basarme en los informes”, sentenció.

Finalmente la misión chilena fracasó y solo se pudo rescatar una revancha que se realizaría meses después en San Juan, Puerto Rico. Pero dicha pelea nunca se realizó porque días después de este viaje, Benedicto Villablanca rompió relaciones con su promotor Ricardo Liaño y desechar la opción de disputar nuevamente el título mundial ante el boricua. Pero esa será una historia que revisaremos en una próxima ocasión.

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