El 1 de julio de 1952 falleció el “Flaco explosivo”, el “Campeón del pueblo”, la mayor gloria del boxeo nicaragüense y uno de los pilares de la historia del boxeo latinoamericano: Andrés Aléxis Argüello Bohórquez. Ese día, un disparo en el pecho cegó la vida de un hombre amado por su pueblo, admirado por sus rivales deportivos el idolatrado por las nuevas generaciones de pugilistas.

Si bien la investigación oficial sostiene que Argüello se quitó la vida con dicho disparo, su familia ha puesto en duda dicha versión y afirma que el régimen de Daniel Ortega decidió terminar con la vida de un probable futuro adversario político.

Argüello nació en Managua el 12 de abril de 1952. Fue uno de los ocho hijos de Guillermo Argüello Bonilla y de Zoila Rosa Bohórquez, comenzó a forjar su carrera a mando del veterano Kid Pambelé y fue en 1968 que debuta en el boxeo profesional con una victoria por KO ante Israel Medina.

Su primera oportunidad por un título mundial llegó el 16 de febrero de 1974 ante el panameño Ernesto Marcel, quien por esos años era el campeón mundial pluma de la Asociación Mundial de Boxeo.

Si bien perdió esa batalla por decisión unánime, no pasó mucho tiempo para volver a tener una oportunidad, esta vez, ante el mexicano Ruben “Púas” Olivares, a quien derrotó por nocaut en el round 13.

Argüello fue por cuatro años campeón pluma de la AMB. Dentro de ese tiempo hizo una serie de defensas y combates, incluido uno ante una de las mayores leyendas del boxeo chileno: Godfrey Stevens, quien por esos años se encontraba en su última etapa como profesional y al que derrotó sin complicaciones por nocaut en el segundo asalto.

Además del campeonato mundial pluma, Argüello fue campeón mundial en el peso super pluma y en el peso ligero y rápidamente se transformó en uno de los mejores boxeadores libra por libra de fines de los años 70 y comienzos de los ochenta.

Su fama lo llevó incluso a participar en algunos de los shows televisivos más vistos de la época como Miami Vice.

Entre sus rivales más notables aparecen nombres como Alfredo Escalera, Ray Mancini, Ernesto Marcel, Rubén Olivares y quizás su adversario más icónico, el estadounidense Aaron Pryor.

Fueron dos los combates que sostuvo con Pryor, siendo el primero el más polémico. Hasta el día de hoy sigue siendo un misterio qué contenía aquella botella negra que el controvertido entrenador “Panama” Lewis le dio a su pupilo y que lo hizo salir como una tromba al siguiente asalto.

Luego de sus contiendas con Pryor comenzó un largo proceso de retiro que se concretó en 1995. Entremedio, Argüello fue exhaltado al Salón de la Fama del Boxeo Internacional, siendo el único representante de su país en recibir dicho reconocimiento.

Al retirarse del boxeo, se desempeñó como Vicealcalde de Managua en el período del año 2005 al 2008. En el año 2008, el pueblo lo eligió como alcalde de la capital, en representación del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Desde esa posición promovió el deporte, instaló gimnasios en todos los distritos, parques y además promovió la reconciliación entre los nicaragüenses.

Argüello murió el 1 de julio de 2009, en medio de confusas circunstancias. Aparentemente, se disparó en el corazón en su casa de residencia en Managua, a la edad de 57 años. La policía nacional confirmó la muerte poco después, y fue declarada como un “suicidio” después de la respectiva autopsia. Se desconoce a ciencia cierta qué lo motivó a ejecutar el hecho.

Allegados a Argüello afirmaron que se estaba desencantando progresivamente de los orteguistas y del gobierno sandinista, y que planeaba una salida inminente de dicho partido político.

Su muerte ocurrió dieciocho días antes de la celebración nacional del trigésimo aniversario del triunfo de la Revolución Sandinista, el 19 de julio de 1979, en la cual su hermano Eduardo Argüello cayó combatiendo a las tropas de la Guardia Nacional del dictador Anastasio Somoza Debayle.

Hasta el día de hoy su familia insiste en que Argüello fue asesinado por el régimen de Daniel Ortega.

Su restos mortales fueron expuestos en el vestíbulo del Palacio de la Cultura frente a la histórica Plaza de la Revolución; en donde, una Misa fue oficiada al siguiente día del fallecimiento por el cardenal Miguel Obando y Bravo, arzobispo emérito de Managua en ruego por el alma del pugilista, siendo sepultado en el cementerio privado “Jardines del Recuerdo” a las 15:00 horas del viernes 3 de julio.

Las calles de la capital de Managua fueron desbordadas por varias decenas de miles de personas que rindieron merecido y dolido tributo cuando la procesión fúnebre recorría las principales avenidas de la ciudad.