Corría el 9 de septiembre del año 1911 y en el Teatro Arturo Prat de Santiago se realizaba una apasionante velada de boxeo. Entre los combates destacaban la revancha de la pelea entre el chileno Adolfo Morales y William Daly, un norteamericano que llevaba algunos años combatiendo en cuanto encuentro se realizaba en Chile. En el combate anterior, en las vísperas del Centenario de la independencia en 1910, Morales se había impuesto fácilmente sobre Daly pero, un año después, las cosas no fueron tan sencillas, y uno de los contrincantes caía por tercera vez, era el Chileno Adolfo Morales, un discípulo del gran Heriberto Rojas, la última vez que cayó no volvió a levantarse nunca más.

La crónica[1] de la época cuenta que Morales jugaba con su presa, estaba mejor entrenado y con mayor resistencia física para el combate, dejaba que Daly lo atacara para contragolpear con astucia y dejar mal a su rival enardeciendo al público. A eso del séptimo asalto, Daly acertó una violenta derecha en el mentón de Morales, éste cayo aparatosamente, sin embargo, algo afecto su recuperación, era el “ring”, que estaba conformado por tablas y no por una capa de lonas como era la norma, Morales quedo inconsciente al chocar con las tablas. Pero el árbitro que, inclinado por la “bravura” de los locales, dio el favor a Morales realizando la cuenta de forma muy lenta, esto dio tiempo para que el chileno se levantara y pudiera seguir el combate, aunque visiblemente afectado por los golpes. A partir de esta caída, se notó su decaimiento y Daly volvió a derribarlo, esta vez con mayor violencia y nuevamente el árbitro “favoreció” a Morales, para que volviera a levantarse. El recinto se llenó de frases como “un chileno no se rinde”, “el negro es un cobarde”, hasta que llegó el noveno asalto, donde Morales, ya sin ninguna noción de lo que hacía sobre el ring, volvió a caer una vez más, esta vez, el árbitro nuevamente intentó realizar una cuenta excesivamente larga, sin embargo, Morales ya no se ponía de pie, ante lo cual sonó el campanazo del termino de asalto y los seconds lo retiraban para que volviera al encuentro con Daly, incluso desde el público acudió el famoso profesor de cultura física Amadeo Pellegrini[2], quien también intento “revivir” a Morales, sin embargo el localismo y las facilidades para el Chileno, tenían un límite, llegó el décimo asalto y nada podía sacar del coma, a Morales. Se declaró ganador a Daly y se lo llevaron rápidamente al camarín antes que fuera linchado por el público. Pasados unos minutos se presentó la policía para llevar detenido a Daly, su rival Morales aun no despertaba y se temía lo peor. Efectivamente a eso de las 4 de la mañana, Adolfo Morales fallecía en el hospital. Daly fue detenido y procesado por asesinato, sin embargo, fue prontamente liberado ya que la investigación determinó que no recaía sobre él responsabilidad de lo ocurrido.

El boxeo era un deporte relativamente nuevo ya que hace solo 10 años atrás era una actividad ilegal, en donde muchas veces marinos y aventureros se atrevían a medir fuerzas a puños limpios, en combates que podían sobrepasar los 20 rounds. Habían pasado 15 años desde que Joe Daly y otros osados, combatieran a puño limpio en el Skating Ring de Valparaíso, pero pocas cosas habían cambiado. Imaginemos por un instante cómo hubiera sido un lugar como éste, abarrotado de apostadores y espectadores que buscan ver una dura paliza. Más que un intercambio de izquierdas, se buscaba una batalla de puños ensangrentados, que pareciera más un hombre queriendo asesinar a otro, que una disputa deportiva, sin duda alguna presenciar uno de esos encuentros debe haber sido un grotesco espectáculo. Pero los años habían pasado y al menos muchas reglas habían cambiado, ahora existían los guantes, los árbitros, jueces y el ring. Ya que antes de 1900, al menos para Latinoamérica, todos estos ítems eran dudosos, sin embargo al igual que en la actualidad la modernidad tarda en llegar, para el caso de este combate los guantes eran de 4 onzas, prácticamente como un guante actual de MMA, pero sin los 100 años de tecnología textil aplicados, el ring para esta ocasión no era tal sino que era un tablado, con 16 cuerdas a su alrededor y el árbitro una especie de aficionado con conocimientos vagos sobre las reglas del boxeo, sumado a todo esto, la mayoría de los encuentros se realizaban a la increíble cantidad de 20 asaltos. Por lo tanto, en 15 años, solo existía la apariencia de cambios “civilizatorios” y no cambios prácticos en la realidad, los combatientes seguían utilizando técnicas rudimentarias de defensa, como el clinch o amarre y existían una amplia variedad de golpes ilegales, como el golpe de conejo que es a la base de la nuca, muy utilizado por esos años.

Después de la muerte de Morales, la municipalidad de Santiago prohibió los encuentros de boxeo, pero estos siguieron realizándose en las comunas de Ñuñoa, Independencia y Maipú[3], así serían las empresas boxeriles las que regularían el mercado del box profesional, este fue un tema muy debatido, ya en 1915 se crea la Federación de Boxeo de Chile y se intenta crear una comisión de salud en 1917, sin embargo esta tendrá variados problemas con la inspección de la municipalidad y con un nuevo actor que será la Asociación de Centros de Box a partir de 1918, que prácticamente monopolizara todos los eventos, privatizando por completo la actividad y haciéndola ajena a cualquier fiscalización.

Si volvemos a Morales y pensamos ¿Quién lo mato?, Daly, el árbitro, los seconds, el público, la autoridad municipal. Pareciera que todos tienen parte en la contienda que cada uno puso algo que hiciera posible la muerte de Morales sobre el ring. Sin duda en este caso una organización inescrupulosa sobre un ring que no ofrecía las condiciones de seguridad requeridas y sumado al deficiente trabajo del réferi, hacen que el “espectáculo” en sí fuera el asesino de Morales. El boxeo de comienzos del siglo XX era el lugar para alcanzar la gloria, así fue el caso de Luis Vicentini, Manuel Sánchez, Juan Beiza, Heriberto Rojas y muchos otros que trabajaron bajo estas condiciones, apostando su vida al todo y nada.

[1] Articulo de Ventura Debezzi, Los crespones negros sobre el Ring. Los Sports, n°s 121-146 (3 jul. – 25 dic. 1925) . Disponible en Memoria Chilena, Biblioteca Nacional de Chile http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-124403.html . Accedido en 22/5/2016.

[2] Amadeo Pellegrini es un famoso instructor de lucha, introductor del judo y de la halterofilia en Chile, será el principal instructor de la Policia de Santiago. Sera el preparador físico de estrellas deportivas como Manuel Sachez y Heriberto Rojas.

[3] Debezzi Op. Cit.

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