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Escribir de Luis Vicentini da para un libro, pocos deportistas tienen tanto relato. Nació en Chillan en 1902, desde pequeño trabajo en canteras de piedra, lo que lo dotó de un físico fuerte desde temprana edad. Desde el sur llegó a Santiago, como era natural en esos años, en búsqueda de oportunidades. En 1920 se comenzó a hacer cierta fama en el club Raab de Recoleta como noqueador. En amateur rápidamente llamó la atención. Ya en 1922, en el circuito profesional, se hizo conocido como el “Escultor de mentones”. En la división de ligeros rápidamente ascendió y se enfrentó al 2do en el ranking por esos años que era Juan Beiza, conocido como el “coloso”, de baja estatura, pero muy fornido. Lo venció en un espectacular combate y fue por más. Derrotó a Santiago Mosca, quien había dejado en ridículo a Manuel Sánchez una estrella en desgracia, pero que aún era campeón peso ligero de Chile. En 1923 enfrentó a Sánchez y lo despacho por la vía rápida y ese mismo año enfrentó en Santiago al uruguayo Julio Cesar Fernández por el título sudamericano en el Campo los Sports. Existe un registro histórico único de ese combate en la Cineteca Nacional. En donde muestra todo el lujo que tenía Vicentini una verdadera estrella, grabado en exclusiva, por el Mercurio, una tecnología única y bastante cara para la época. Eso mostraba el nivel de fama que alcanzó en Chile

Después de ganar el título sudamericano, Vicentini partió dirigido por el manager francés Abel Berzac, con destino a Nueva York, en donde realizó en 1924 una gira con triunfos y derrotas, pero siempre salió bien parado, y se enfrentó a rivales de primer nivel. Por esa época de gloria derrotó en el décimo asalto a Rocky Kansas, quien sería un año después campeón mundial. En medio de los 6 combates que realizó ese año en Estados Unidos, recibió una oferta para pelear con el campeón Benny Leonard, una leyenda del boxeo técnico, que a esos años, ya venido en menos, se le hacía muy difícil hacer el peso. Pero inexplicablemente se vino de vuelta a Chile perdiendo la oportunidad por el título. La revista Los Sports, esbozo que había tenido problemas con la policía en Nueva York, por un altercado con las fuerzas de seguridad en el puerto debido a una fiesta ilegal (recordemos que en esos años existía la ley seca, en los Estados Unidos y era ilegal el consumo de alcohol). Al parecer para evitar problemas volvió un tiempo a Chile a esperar que se aquietaran las aguas. Así volvió en 1925, en donde realizo 5 combates en el Madison Square Garden, perdiendo todos sus combates por puntos.

Peleo contra rivales de calidad y estas derrotas se irían acumulando en su físico, recordemos que por aquellos años el boxeo podía ser un deporte muy peligroso, se combatía con guantes que supuestamente eran de 8oz pero que muchas veces podían ser incluso de 4 o 6. No se habituaba el uso de protecciones en el entrenamiento. Fue de esta manera, acumulando castigo.

En 1926 volvió a Chile ya que en los Estados Unidos se había separado de Berzac y era un hecho que cada vez entrenaba menos y no era riguroso en su preparación, pero sí lo era en la bohemia, se pasaba las noches en los clubes clandestinos de Broadway y su valor como pugilista de primera línea cayó en picada. Una vez en Chile desafío públicamente a la estrella nacional de los pesos ligeros, el “Tani Loaiza”, pero el iquiqueño estaba concentrado en su carrera en Estados Unidos y desestimó la “oferta”.

Así las cosas, Vicentini realizó una gira, hasta 1929, por Buenos Aires, Montevideo y Lima, he incluso en 1929 volvió a Estados Unidos, en donde volvió a perder todos sus combates. Sin duda la vida bohemia, el alcohol y la falta de rigurosidad técnica le habían cerrado las puertas para el boxeo en los grandes escenarios. Llegó 1930 y esta vez Loaiza también estaba en una fase de baja para sus peleas en Estados Unidos, y se logró concretar el combate entre los mejores exponentes de Chile. En lo que fue un combate épico y el evento boxeril más grande de la historia de Chile, se realizó en el Campo los Sports (actual espacio colindante al Estadio Nacional) con 75 mil espectadores, entre los que estaba Arturo Alessandri presidente de la época, los medios se volcaron a cubrir el evento, he incluso Ferrocarriles vendía pasajes con boletos a todas horas para acudir de lugares tan distantes como Valdivia para ver el combate.

Vicentini previo a la disputa del título sudamericano ante el uruguayo Fernández.

Parecía que Vicentini, tenía una tercera o cuarta oportunidad, si era capaz de vencer al “Tani” volverían los managers y los contratos lucrativos. Pero las cosas fueron de otra manera, Loaiza era un púgil disciplinado, aguerrido y muy dedicado a su profesión. Lo mandó a la lona de forma brutal en el octavo asalto, se pactó una revancha y esta vez Loaiza fue aún más rápido, al tercer asalto lo noqueó violentamente. Se había acabado todo para Vicentini, en el descredito total, combatió contra Carlos Uzabeaga en dos ocasiones, y este hábil ex amateur de la Universidad de Chile, le ganó por puntos y en una segunda pelea cerró su carrera para siempre con un nocaut. Desde 1931 Vicentini desapareció del ring, se vió en la pobreza. Desde que tenía 18 años se ganaba la vida combatiendo y no conocía otra forma de vida, sumado a esto, su afición por el licor era incontrolable, en una época sin tratamientos efectivos y en donde el alcoholismo era un mal endémico. Así llegó un oscuro día de 1938, en donde, solitario falleció de cirrosis hepática, en la Posta Central. Quien en 1924 vivió en Broadway y realizo tres películas de cine mudo, murió en el olvido y en la miseria. Fue el primer Chileno en ganar en el Madison Square Garden.

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