Comparte

El invierno se resiste a partir del gimnasio Los Copihues de San Fernando. Sin embargo, el frío no ha impedido que 10 delegaciones llegaran a competir en el Torneo Regional que se disputa en la ciudad.

El público ha respondido con cautela. Sobre el ring desfilarán sobre todo prospectos jóvenes, de escasa experiencia y en su mayoría desconocidos.

No obstante, la organización se reservó una sorpresa para el final. Se trata de Darek Jacob Aguilera Solis, alias “el Aluvión”, púgil local de 25 años que animará el único combate en la categoría súper pesado.

Los aplausos en un principio son tibios, pero nada desalienta el entusiasmo de este joven boxeador de contextura ancha, más bien bajo para la división, aspecto blando y que saluda efusivamente, como si todas las energías se le fueran en ello.

Lo que se preveía como una pelea sosa, con púgiles de escaso trabajo cardiovascular, poco a poco empieza a quedar atrás. Pese a su tamaño, la derecha de Aguilera comienza a penetrar la guardia de su rival, claramente más aventajado en términos físicos, pero con un jab flojo incapaz de mantenerlo lejos.

Conforme avanzan los rounds, el público se enfervoriza. Espontáneamente, se arma un círculo perfecto de griterío alrededor del ring y le piden a Darek que no decaiga. En los 10 segundos finales, ambos púgiles se ven agotados y pactan cerrar la pelea en un sudado clinch. Locura total en Los Copihues.

En el camarín, lo espera su madre para volver a casa. Frente a ella, me cuenta que llegó al gimnasio hace seis meses pesando 154 kilos. “A la fecha peso 116 y sigo bajando”.

¿Cómo empezó todo esto? – le pregunto.

“Al principio, me compré un saco y unos guantes, sin saber nada. La típica. En Youtube empecé a ver videos”. Pero su salto radical lo vivió en la farmacia del centro de San Fernando, donde hasta hoy trabaja. Allí conoció al árbitro y profesor, Luis Díaz.

“Él me incentivó a venir al gimnasio Los Copihues. Siempre fue una palabra de apoyo también. Al principio, trotaba una vuelta a la cancha y quedaba muerto“, relata.

En su formación, valora el papel que han cumplido personajes como Félix Sánchez, Gabriel Concha y los profesores Moya, Maucho y Chávez, así como el propio Díaz.

También admite que “mis compañeros han sido esenciales, porque me ayudan en los sparrings, en todo. Eso es lo que pasa acá, intentamos entre los compañeros ser una familia“.

Su gusto por el deporte se lo atribuye a su padre, de quien reconoce fue toda la vida “aficionado al boxeo”.

Mi papá fue un maestro pintor y desabollador de automóviles que fue muy conocido. Después que falleció, yo seguí con la herencia y fui conociendo más gente por los estudios y los trabajos”, puntualiza.

– Fue impresionante el fervor de la gente en tu pelea – le pregunto – ¿te sientes una especie de ídolo local?

“No sé cómo responder a esa pregunta -ríe -. En general siempre soy bien amistoso, no me gusta tener mala con nadie y así me hago querer. Me ven que soy jugado, trotando afuera y superarme día a día, con el tema del peso sobre todo“.