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Antonio Fernández, más conocido en Chile como “Fernandito”, fue uno de los más grandes boxeadores de la historia del deporte nacional, sin embargo su legado ha pasado al olvido, ya sea por la carencia de historia deportiva o porque su estilo de combate no se caracterizaba por una devastadora potencia de sus puños, pero si por una de las mejores técnicas del “la dulce ciencia” que ha tenido este país. Una de las cosas más curiosas es que “Fernandito” no era natural del país sino oriundo de España, de donde llego a muy temprana edad en las constantes oleadas de inmigrantes que a comienzos de siglo nutrían el Chile de 1920, en medio de la pobreza y exclusión que caracterizaban los relatos de migrantes, que se forjaban en duras condiciones la diaria subsistencia.

El caso de Fernandito, es particular ya que llega a estudiar al Instituto Nacional, en donde tempranamente participa en los torneos de boxeo amateur organizados de por campeonatos inter escolares, siendo campeón en todas estas competencias juveniles. Es necesario detenerse en la formación deportiva existente en esos años, vista como integral y competitiva, las disciplinas deportivas como el boxeo, que requieren un alto grado de condición física eran parte importante de los ritos en torno la construcción de la masculina por medio de formas que necesariamente configuraban, la práctica y hábitos en la formación escolar, estas mismas prácticas eran necesarias en el boxeo, como la rigurosidad en entrenamientos y constancia, serán la clave para la adaptación de Fernández en Estados Unidos, en donde solo la constancia le daría un lugar.

Volviendo al relato, Fernandito destaco rápidamente en los torneos escolares y ya en 1927 era campeón nacional en la categoría juvenil, siendo destacado por sus agiles y precisos golpes, en el periodo 1928-1929 debuto como amateur, con éxitos relativos, pero sin embargo su alto nivel técnico le permitiría llegar al boxeo profesional rápidamente, paso que dio en 1929, enfrentado al experimentado boxeador Carlos Uzabeaga[1], que era el paso previo para combatir con la súper estrella del momento Tani Loaiza, quien en 1930 realizaría el combate más espectacular de la historia del boxeo Chileno, enfrentando a Luis Vicentini en el campo los Sports con más de 75.000 espectadores, una vez que Loaiza venció por KO al 8vo round a Luis Vicentini gano la categoría de súper estrella nacional y el próximo paso de “Fernandito” en su ascendente carrera. En 1930 el boxeo era un deporte rentable que permitía cierto margen de ganancia, pero para el salto a las grandes veladas en el extranjero era necesario derrotar primero al máximo exponente nacional, Tani Loaiza.

Si bien es cierto este ya tenía sobrada experiencia en combates en el extranjero principalmente en Estados Unidos, incluso disputando una trágica contienda por el título mundial[2], Loaiza carecía de los medios técnicos, para ganar un combate por puntos, y Fernandito poseía suficiente juego de piernas como para “torearlo”[3] y ganar, el manager de Estanislao Loayza, estaba al tanto de estas deficiencias de su manejado, y aplazo todo lo que pudo el combate entre los mejores púgiles de Chile.

Entretanto Fernandito solo buscaba una oportunidad de brillar en el boxeo nacional, con una técnica estilista y afinada, hacia ver muy mal a sus rivales, quienes “no temían a ser golpeados por él, si no que más bien al ridículo que suponía no golpearlo”. Así en 1931, llego la gran oportunidad, por medio de la cual pudo combatir con la súper estrella del momento, el famoso “Tani”, quien era absoluto ganador en las apuestas, pero paso lo que temía su representante, Loaiza perdió por puntos y le fue imposible realizar su combate de in figthing contra un rival que no lo enfrentaba directamente, así y todo ocurrió una revancha y Loayza fue nuevamente derrotado. De esta manera el boxeo técnico, que utilizaba ampliamente los distintos ángulos de combate, desplazamientos y el Jab, logro superar a la rudeza del invencible Tani. Una vez que los objetivos locales de Fernandito se lograron, este decidió partir a Buenos Aires, en donde esperaba adquirir algo de experiencia, para su despegue definitivo a los Estados Unidos. En la vecina república, adquirió gran notoriedad, por su combate estilizado, técnico y perfecto, siendo nombrado por la prensa bonaerense como “Antonio Fernández” el Eximio, esta superioridad técnica hizo posible que hacia 1941, lograra su gran sueño de llegar a Nueva York y disputar ahí algún combate que le permitiera ir por el título mundial, la hazaña de Fernandito no era menor, ya que se encontraba en uno de los centros del boxeo mundial, en donde cientos de pugilistas venidos de varias partes del mundo, intentaban alcanzar la fama.

Antonio Fernández, alcanzo notoriedad he incluso fue rostro de algunos periódicos norteamericanos, por su elevada condición técnica, sin embargo el conflicto global llego a Estados Unidos y el país entro en guerra.

En 1942, Fernandito tenía muy pocos combates de calidad debido a que el grueso de la población masculina esta enrolada en las fuerzas armadas, el mismo Fernandito se refiere a que en este tiempo debía entrenar todos los días y dar muchos combates durante la semana ya que existían muchos espectáculos de poca monta para entretener a las tropas. Al igual que Manuel Sánchez y Heriberto Rojas, en 1914, la oportunidad de alcanzar un logro internacional, les fue vedada por la guerra.

Antonio Fernández, decide viajar a Panamá y Cuba, en donde existía una mayor disponibilidad de rivales y se lograban mayores bolsas, así desde el año 1943-1945 realiza constantes combates en el Caribe, manteniendo su indiscutible superioridad técnica sobre sus rivales, de vez en cuando visitaba Chile para realizar exhibiciones que eran verdaderos espectáculos de estilo pugilístico, el Teatro Caupolicán centro del boxeo durante el siglo XX, se llenaba y ovacionaba sus veladas.

Entre 1945-1947 combatió en Brasil ya en la última parte de su carrera, siempre manteniendo su buena forma física y habilidad sin igual, pero los años pasaban y comenzaba a perder agilidad y reflejos, tan necesarios en su estilo de combate, ya en 1947 se retiró en un gran combate contra el peruano Antonio Frontado una estrella emergente en la escena boxeril nacional. Posteriormente en 1950 el “Eximio” se desempeñó como entrenador de la selección nacional, aunque sin grandes resultados, al parecer no existía mucha noción de su estilo técnico, sumado a que era comercialmente poco atractivo, su escuela no tuvo mucho impacto, ahora bien, en la posteridad su boxeo de alta técnica puede verse reflejado en Godfrey Stevens y Miguel “Aguja” Gonzalez, con un elevado nivel técnico y amplio uso del juego de piernas. El legado de “Fernandito” está en el recuerdo de la literatura, siendo constantemente en mencionado, en novelas como Mano Bendita de Enrique Lafurcade o El Púgil y San Pancracio de Juan Uribe Echeverria, ambas novelas escritas en la década de 1960. Si bien es cierto Antonio Fernández, “Fernandito”, no logro triunfar como campeón mundial, teniendo las armas para poder hacerlo, si logro ser un importante referente en la historia del boxeo nacional y permanecer en la memoria de quienes presenciaron las glorias de la dulce ciencia, en nuestro país.

[1] Pugil de alto nivel técnico y físico, quien iniciaría una dinastía boxeril con su hijo Carlos Uzabeaga durante la década de 1940, en donde combatiría con gran éxito por la Universidad de Chile.

[2] Estalinlao Loaiza disputo el titulo mundial contra Goldbrich en 1925, sin embargo su pie fue “fracturado” por el árbitro al pisarlo “accidentalmente”, existe una mitología en torno a que paso en este combate.

[3] En la jerga boxeril, seria conocido como side step o desplazamiento lateral, para evadir a un adversario agresivo y de gran pegada.

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