Tuvieron que pasar 11 años para que Óscar Bravo volviera a recibir un cinturón de campeón nacional. Cosa curiosa considerando la dilatada trayectoria de este boxeador que comenzó muy joven a boxear en el profesionalismo y que ha recorrido diversas latitudes buscando una oportunidad para destacar en este complejo y competitivo deporte.

Por eso era tan especial la noche para Óscar Bravo porque estaba a las puertas de conseguir un título que significa mucho más que el logro específico, sino que también es el punto de partida de una nueva etapa en su carrera, una en la que busca cerrar una carrera que ha estado marcada por peleas desfavorables y oportunidades esquivas.

Respecto de la pelea, Bravo nuevamente recurrió a su libreto más conocido, en el cual la contundencia física sobresale para apabullar lentamente a su rival, en este caso, el lautarino Carlos Díaz.

Hay que decir de Díaz que hizo una buena pelea, sobre todo en los primeros asaltos, pero ya luego del quinto, la presión y mayor contundencia física del santiaguino, comenzaron a mellar al lautarino que ya en los últimos asaltos lucía muy agotado producto del rigor del combate.

Aún así se las ingenió para golpear en más de una ocasión a Bravo, pero fueron golpes insuficientes en contra de un boxeador que ha basado gran parte de su carrera en su resistencia física (solo ha perdido un combate por nocaut en su carrera).

Bravo agotó a Díaz y cuando llegó el momento de rematar lo hizo. Fue en el octavo asalto cuando el lautarino comenzó a recibir duro castigo por parte del ahora campeón. Básicamente el orgullo y amor propio de Díaz hizo que resistiera más en ese asalto pero la pelea ya estaba cerrada.

Una victoria contundente para Bravo quien ha dicho que este cinturón es el punto de partida de una carrera en la cual ya no quiere ser el eterno “underdog” sino que comenzar a firmar él como lado A y para eso, el primer paso es un título internacional que le permita ingresar en los rankings de alguna de las cuatro asociaciones más importantes como la AMB, CMB, OMB o FIB. Algo que ya han hecho sus colegas Aguja González, Pancora Velásquez y Julio Álamos.

Fotos: Camilo Barriga.

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