Han pasado un par de días desde la pelea pero nunca es tarde para hablar de un combate tan atractivo. La pelea entre Joseph Cherkashyn y Matías Águila que abrió la noche del viernes en el Gran Arena Monticello se ha inscrito, de inmediato, como uno de los mejores combates del año y mostró un alza en el nivel de ambos peleadores desde el primer combate que sostuvieron en 2018.

Quiero partir por hablar del fallo. Una decisión que no dejó para nada contenta a la esquina de Águila quienes han acusado a través de las redes sociales un fallo localista que perjudicó las aspiraciones del púgil chilote.

En reiteradas ocasiones hemos señalado en esta página que cuando estamos en presencia de un combate parejo es una irresponsabilidad hablar de robo y la pelea entre Cherkashyn y Águila fue un ejemplo de aquello. Mi tarjeta personal y la de mi colega Camilo Espinoza dieron 58-56 a favor de Cherkashyn, las cuales, a su vez, no se condicen con la de mis compañeros Jorge Drouillas y Stefan Meier quienes vieron un empate.

Esto no quiere decir que unos estén equivocados y otros en lo correcto. Hubo por lo menos tres asaltos durante la pelea que pudieron ir a cualquiera de las dos esquinas, lo que hubiese cambiado totalmente el resultado del combate, por lo mismo, en una pelea tan estrecha como esta cualquier resultado hubiese tenido sentido y eso no quiere decir que el fallo habría sido localista o no, el boxeo es un deporte de percepción y cuando se va a las tarjetas, se cae en eso y el fallo que dieron los jueces de esta pelea va en la línea de lo que se vio sobre el ring, una diferencia de tan solo un asalto o derechamente el empate.

Aclarado ese punto hay que ver lo que ocurrió durante la pelea. Lo primero a destacar es el alza en el nivel de Matías Águila, que ha mejorado considerablemente su rendimiento en el transcurso de los últimos meses. Si en el primer combate entre ambos la diferencia de niveles era evidente, hoy esa brecha se esfumó y Águila equiparó y por momentos superó el boxeo de Cherkashyn.

Lo más destacable su intensidad y capacidad física, que le permitió ir al frente durante los seis rounds que duró la pelea. A eso hay que sumar su efectividad, falla menos golpes y eso ayuda evidentemente en su faena ofensiva.

Hizo ver mal a ratos a un Cherkashyn que se vio confundido respecto de qué era lo que buscaba proponer sobre el cuadrilátero. Daba la impresión que buscaba hacer un boxeo de contragolpe, recorriendo el ring y sacando provecho de su técnica más depurada, pero rápidamente caía en la trampa de Águila y terminaba fajándonse que era el terreno donde más se sentía cómodo el púgil chilote.

Pese a eso, Cherkashyn, merced a su mayor experiencia gracias a su extensa carrera en el amateur, logró resolver y dar vuelta algunos asaltos que en el principio parecían favorecer al boxeador del Team Cárdenas.

En resumen, un tremendo combate que consiguió el reconocimiento de todos los presentes en el Arena Monticello y quienes lo siguieron por televisión como el mejor de la noche y que dejó servida la mesa para una tercera pelea. Eso sí, esa pelea tiene que ser a diez asaltos, seis demostró ser muy poco tiempo para establecer una diferencia entre ambos púgiles y el nivel mostrado sobre el ring dio a entender que ambos están preparados para desafíos mayores.

Ojalá se de esa pelea por el título de Chile. Hay que esperar primero que alguno de los dos derrote al actual campeón Mirko Manquecoy, pero con lo visto el viernes en el Arena Monticello, una tercera pelea entre ambos debe ser por algo importante como el cinturón de campeón nacional.

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