Es 1925 y en la calle Pedro Lagos existe uno de los clubes más antiguos de y populares de Santiago, con más de 80 socios, a eso de las 7 de la tarde abre sus puertas, en donde la los obreros en su mayoría de la fábrica de espejos colindante, son sus principales asistentes.

Rafael Franco, era un industrial, como se le llamaba a en aquella época a los empresarios y fue el quien dono las instalaciones, el espacio y la contratación de profesores para la práctica del boxeo una vez terminada la jornada, esta política empresarial era una medida contra los malos hábitos que a su juicio la clase trabajadora sostenía, tales como el juego, la bebida o aun peor la temida organización política. Ante este escenario, el boxeo irrumpió como un deporte obrero, el cual era organizado por industriales “filántropos” para que existiera un pasatiempo con posteridad al trabajo. Que formara disciplina, una de las grandes aspiraciones de la clase capitalista de la época.

Rafael Franco Boxing Club

Dentro de los parámetros de la época en la que se fundó este club, era una iniciativa que beneficiaba el crecimiento del boxeo, el Rafael Franco boxing club, fundado en honor al dueño de la fábrica de espejos, contaba con profesores de boxeo, que en su mayor parte eran boxeadores profesionales de la época, como Miguel Gutiérrez. Gran parte de las instalaciones, bastante completas por lo demás, era financiada por el directorio de la empresa. La idea era que los tiempos libres de los obreros estuvieran regulados, por el deporte desde el empleador. Este sistema era también innovador en cuanto a responsabilidad empresarial, de hecho las tasas de alcoholismo era las más altas de Latinoamérica. Es importante resaltar, que a diferencia de Argentina, donde muchos de los clubes multideportivos, de fútbol, boxeo o atletismo, eran fundados por organizaciones obreras, para el caso de Chile, en su gran parte fueron creados desde una iniciativa empresarial.

Rafael Franco Boxing Club

El Rafael Franco B.C. tuvo entre sus filas al más famoso de los boxeadores de la época y probablemente el más exitoso de nuestra historia, Antonio Fernández “Fernandito”. El Rafael Franco Boxing Club, fue uno de los clubes de boxeo más populares de Santiago, tenía como aspiración final, ser un “foco de cultura física”, lo que habla de la enorme dimensión cultural del deporte y del boxeo a inicios del siglo XX. Parte de nuestra memoria, histórica deportiva, en una época en que el boxeo construía cultura e identidad.